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Comienzo de una Nueva Era en la Iglesia

14 de octubre de 1962

El 14 de octubre de 1962 marcó un hito histórico en la Iglesia Católica: la inauguración del Concilio Ecuménico Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII. Este concilio, que se prolongó hasta 1965 bajo la dirección de su sucesor papa Pablo VI, se convirtió en un momento de profunda renovación y diálogo con el mundo moderno.

El Vaticano II no fue solo un evento administrativo o teológico: fue una apertura al mundo contemporáneo, con el objetivo de actualizar la Iglesia sin alterar la esencia de su doctrina. Su lema, “aggiornamento”, que significa “ponerse al día”, reflejaba la intención de acercar la Iglesia a las realidades sociales, culturales y espirituales de la época.

Entre los temas centrales abordados se encuentran:

  • La liturgia, promoviendo la participación activa de los fieles y el uso de lenguas vernáculas.
  • La relación con otras religiones y denominaciones cristianas, fomentando el diálogo ecuménico.
  • El papel del laicado, reconociendo la importancia de todos los fieles en la vida de la Iglesia.
  • La Iglesia en el mundo moderno, abordando cuestiones sociales, culturales y éticas contemporáneas.

El concilio produjo documentos fundamentales como Lumen Gentium (sobre la naturaleza de la Iglesia), Sacrosanctum Concilium (sobre la liturgia), y Gaudium et Spes (sobre la Iglesia y el mundo contemporáneo), que siguen siendo referencias centrales para la vida y misión de la Iglesia en la actualidad.

El inicio del Vaticano II fue más que un encuentro de obispos; fue un llamado a la renovación, al diálogo y a la apertura, reafirmando la misión de la Iglesia de servir a la humanidad y de responder con esperanza a los desafíos de cada época.

A 15 años del Rescate de los 33 Mineros

Un símbolo de esperanza y fraternidad

El 13 de octubre de 2010, el mundo entero fue testigo de un acontecimiento que trascendió fronteras, credos e ideologías: el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, en el desierto de Atacama. Aquel hecho marcó profundamente la memoria de Chile, recordándonos el valor de la vida humana, la fuerza del trabajo colectivo y la inquebrantable fe en el espíritu humano.

Desde la Gran Logia Mixta de Chile, evocamos esta fecha con respeto y emoción, reconociendo en ella la expresión más pura de solidaridad, fraternidad y perseverancia. La unión de voluntades —de ingenieros, rescatistas, familias y ciudadanos— nos mostró que cuando la humanidad se une en torno a un propósito noble, ninguna oscuridad es definitiva.

El rescate de los 33 no solo fue una proeza técnica; fue, sobre todo, una lección ética y moral. Nos recordó la dignidad del trabajo minero, el valor del esfuerzo conjunto y la importancia de cuidar la vida en todas sus formas. En aquella cápsula “Fénix”, que subió y bajó una y otra vez desde las profundidades, también ascendió la esperanza de todo un pueblo.

Hoy, a quince años de aquel amanecer de vida, rendimos homenaje a los mineros rescatados, a sus familias y a todos los hombres y mujeres que hicieron posible ese milagro humano. Que su ejemplo nos inspire a seguir construyendo una sociedad más justa, fraterna y solidaria, donde la luz de la cooperación y la confianza mutua prevalezcan sobre cualquier sombra.

La Gran Logia Mixta de Chile invita en esta fecha a reflexionar sobre el valor del encuentro entre culturas, la diversidad que nos conforma y la fraternidad que une a los pueblos de habla hispana.

Más que una conmemoración histórica, este día nos llama a reconocer nuestras raíces múltiples, a honrar la sabiduría de los pueblos originarios y a fortalecer los lazos de respeto, justicia y hermandad entre las naciones.

La Gran Logia Mixta de Chile reafirma su compromiso con los ideales de unidad en la diversidad, tolerancia y respeto mutuo, principios que inspiran a la Masonería Universal.

En este 12 de octubre, hacemos un llamado a mirar el pasado con sabiduría, el presente con responsabilidad y el futuro con esperanza, construyendo puentes entre las culturas que conforman nuestro continente.

Que este día nos recuerde que la verdadera grandeza de la humanidad radica en su capacidad de encontrarse, comprenderse y reconocerse como una sola familia universal.

Que el espíritu del 12 de octubre nos inspire a construir puentes, no fronteras, y a seguir edificando juntos un mundo más libre, justo y fraternal.

Giuseppe Fortunino Francesco Verdi, fue uno de los más importantes músicos italianos de todos los tiempos. Nació el 10 de Octubre de 1813 en Le Roncole, Brusselo, en la Provincia de Parma, al norte de Italia.

Verdi fue un músico romántico compositor de famosas óperas, tales como : La Fuerza del Destino, Nabucco, Aída, Rigoletto, El Trovador y la Traviata entre otras.

En sus primeras óperas mostró simpatía por el movimiento del Risorgimento, que buscaba la unificación de Italia. También participó brevemente como político elegido. El coro «Va, pensiero» de su tercera ópera, Nabucco (1842) —y coros similares en óperas posteriores—, estaban muy en el espíritu del movimiento de unificación.

Verdi fue, al mismo tiempo que  gran músico, un importante activista político, anticlerical y destacado masón. Basta recordar que, encriptadas en las primeras notas de la “Marcha a las glorias de Egipto” (la “Marcha triunfal”) de la ópera Aída, se esconden palabras que contienen símbolos masónicos.