El Viaducto del Malleco
símbolo de ingeniería, progreso y unión nacional
El Viaducto del Malleco, una de las joyas de la ingeniería chilena, fue inaugurado oficialmente en 1980 tras un importante proceso de restauración y modernización de su estructura original, construida a fines del siglo XIX. Situado en la comuna de Collipulli, Región de La Araucanía, este puente no solo representa un logro técnico de enorme envergadura, sino también un emblema del espíritu de superación y del esfuerzo colectivo que ha caracterizado a Chile a lo largo de su historia.
Su historia se remonta a 1890, cuando fue inaugurado por el presidente José Manuel Balmaceda. Con sus más de 100 metros de altura y 347 metros de longitud, fue durante años uno de los puentes ferroviarios más altos del mundo, marcando un antes y un después en la conectividad del país. La obra permitió unir el norte y el sur de Chile mediante el ferrocarril, transformándose en un hito de integración nacional. La reinauguración de 1980 reafirmó ese legado, garantizando su preservación y adaptándolo a las nuevas demandas del transporte ferroviario.
Desde la Gran Logia Mixta de Chile, se observa esta obra con un profundo sentido de gratitud y admiración. El Viaducto del Malleco encarna valores que la masonería mixta reconoce como esenciales: el trabajo bien hecho, la cooperación entre voluntades diversas, y la búsqueda del progreso colectivo por sobre los intereses individuales.
El esfuerzo de ingenieros, obreros y técnicos que dieron vida y continuidad a esta estructura monumental es reflejo de la armonía entre conocimiento, ciencia y servicio público, principios que la masonería promueve como pilares del desarrollo humano. La Gran Logia Mixta de Chile agradece y honra a quienes participaron en su construcción y preservación, reconociendo en el Viaducto del Malleco no solo una proeza técnica, sino también un símbolo de fraternidad y unión entre los pueblos y territorios del país.
Hoy, más de un siglo después de su creación y a más de cuatro décadas de su reinauguración, el Viaducto del Malleco sigue siendo un patrimonio de todos los chilenos, un testimonio del ingenio y la perseverancia que impulsan el progreso nacional. Que su imagen siga recordándonos que, cuando el trabajo humano se guía por la razón, la solidaridad y el compromiso, puede alcanzar alturas tan firmes y nobles como las de este puente que desafía el tiempo y la geografía.