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La Tolerancia tiene que ver con el respeto a los demás y el distanciamiento de los dogmas.

Podemos entenderla como la aceptación de la diversidad de opinión, étnica, orientación sexual, cultural y religiosa, entre otras. Como virtud moral, acepta las diferencias culturales, las creencias y las formas de vida distintas a las propias.

La tolerancia puede ser vista desde un punto de vista negativo, es decir, entender el verbo tolerar como: aguantar, soportar, resistir, sufrir, etc. En este caso, el acto de tolerancia presupone que existen motivos para no admitir la acción. Por el contrario, la tolerancia desde un punto de vista positivo conlleva una actitud caracterizada como la manera de reconocer las diferencias y comprender al otro. Reconocer su derecho a ser distinto. Para el filósofo Michael Walzer, “la tolerancia hace posible la diferencia y la diferencia hace necesaria la tolerancia”.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamó, el año 1995, como el año de la Tolerancia. Como lo señala este organismo, tolerar no es ser indiferente o indulgente, sino que es “saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las diferencias de expresión de los seres humanos. Esta virtud reconoce los DD.HH. universales y libertades fundamentales de los otros, la gente es naturalmente diversa”.

El filósofo Karl Popper, en su famosa paradoja, explica que, en una sociedad ilimitadamente tolerante, cualquiera que practique la intolerancia, pone en riesgo la capacidad de ser tolerante. La interrogante que surge es ¿debemos aceptar el racismo, nacionalismo o la homofobia? Situaciones conocidas de intolerancia que se dan, en mayor o menor grado, en distintas sociedades.

La tolerancia es una virtud y un acto de humanidad que debemos fortalecer y practicar cada día en nuestra vida y frente a nuestros semejantes. Para la Gran Logia Mixta de Chile es uno de sus valores fundamentales y un imperativo para sus miembros.